Un pequeño experimento para jugar con las luciérnagas de Eric Carle
La luciérnaga solitaria es un libro de Eric Carle editado en España por editorial Kókinos a finales del año pasado. Como todos los de este autor tan prolífico es precioso y muy atractivo para prelectores y primeros lectores tanto por el ritmo que imprime a la historia, como por los dibujos y la sorpresa final que incorpora.
La luciérnaga protagonista se encuentra sola y se lanza a buscar a otras luciérnagas como ella. Cada vez que ve una luz se lanza contenta volando hacia ella, pero para su decepción siempre resulta ser otro elemento luminoso en vez de una luciérnaga.
“La luciérnaga vio una luz a lo lejos y hacia ella se dirigió volando. Pero no era otra luciérnaga. Era la luz de una lámpara que encendía la oscuridad”
Y así en cada página la luciérnaga sufre decepción tras decepción, un esquema narrativo muy habitual en los libros de Eric Carle como por ejemplo éste del que hablamos hace poco.
“La luciérnaga vio unas luces a lo lejos y hacia ellas se dirigió volando. Pero no eran otras luciérnagas. Eran un perro”.
Hasta que finalmente y para su gran alegría descubre un grupo de luciérnagas titileantes como ellas. Y aquí viene la sorpresa final para encandilar a los niños, porque al abrir la última página se encienden unas lucecitas intermitentes en la punta de las luciérnagas del dibujo. ¡A los niños les encantan estos libros con lucecitas o sonidos!
Y para seguir jugando con las luciérnagas y de paso aprender algo de electricidad los niños pueden construir estas sencillísimas luciérnagas con pilas de tipo CR2032 y lucecitas led de colores como ésta.
Tendrán que colocar los polos de la luz del modo adecuado, aprender que para que se transmita la corriente eléctrica el circuito debe ser adecuado. Cuando ya tengamos la lucecita bien colocada, la fijamos a la pila con cinta adhesiva para que no se mueva y no estar tocando continuamente la pila y… ¡a jugar!
Este es un juego perfecto para las noches de verano en la terraza o jardín, pero también podemos cerrar persianas, apagar luces y jugar en cualquier momento o lugar. Los niños enseguida simulan hacer volar las luciérnagas y descubren los efectos ópticos de la luz en movimiento. ¡Qué divertido es pintar con luz en la oscuridad!
Y si dejamos caer las luciérnagas al suelo la gravedad nos pintará unas bonitas líneas rectas, ¡cuántos descubrimientos!
También podemos meter las luciérnagas dentro de globos inflados, es muy curioso ver cómo se combina el color del globo con el de la luz led y desde luego a los niños les encantará jugar con ellos. Este modo de juego es el más recomendable si no queremos que los niños más pequeños estén con la pila en la mano.