Reseña: Otto el perro cartero, ¡Menudo día!
Nos encantan los libros para buscar cosas, son aptos para todas las edades y pasamos un buen rato en familia en torno a ellos. Además, sirven para que los niños poco a poco vayan ampliando su capacidad de atención y concentración en una tarea, competencias tan necesarias en el desarrollo de los hábitos de lectura y en la vida en general.
De todos los libros de este tipo que actualmente se pueden encontrar en el mercado, los de Otto, el perro cartero son unos de nuestros favoritos. Son obra de Tor Freeman y están editados en España por Blackie Books, dentro de su sección infantil Blackie Little Books. Ya conocíamos el primer libro de la serie, y ahora gracias a Boolino nos ha llegado la segunda parte, ¡Menudo día!
Dos son los aspectos de los libros de Otto que nos hacen apreciarlos por encima de otros libros “de buscar cosas”. En primer lugar, es apto incluso para niños de menos de tres años, porque los dibujos escondidos tienen diferentes niveles de dificultad: algunos son más grandes y fáciles de encontrar mientras que otros pasan más desapercibidos. Es decir, lo pueden leer juntos el hermano pequeño y el hermano mayor, lo cual es un gran punto a favor. En segundo lugar y, al contrario que otros libros de buscar, los libros de Otto, más allá de las escenas de objetos escondidos tienen un hilo argumental bastante divertido.
Otto es un simpático perro que trabaja de cartero; como podéis ver en la imagen, en la escena inicial prepara los paquetes que tiene que llevar ese día y emprende la marcha. Su primer destino es el mercadillo central, donde tiene que entregar un paquete a Alberto Nutria, “experto en trastos”.
Los lugares a los que va llegando para entregar los paquetes aparecen dibujados a doble página y en ellos tenemos que encontrar al destinatario y los detalles indicados en la parte inferior de la página, como vemos en esta panorámica del mercadillo:
En la página siguiente el animal abre contento su paquete, que contiene siempre algo que en ese momento le resulta muy útil. Así, Alberto Nutria recibe una lupa para poder estudiar los cuadros como es debido:
Y esta estructura narrativa se va repitiendo con los demás personajes (al igual que pasaba en el primer libro de Otto) hasta que al final del libro hace entrega del más especial, el dirigido a su hija la perrita Julia:
Toda la obra tiene un delicioso sentido del humor tanto en el plano gráfico cono en el lingüístico. Nos hacen mucha gracia las divertidas figuras animales personificadas que ha creado el ilustrador:
En definitiva, el mejor libro de buscar cosas que hay en el mercado actualmente, muy recomendable para empezar con incluso menos de tres años.
¡Muchas gracias, Azucena! En casa nos encanta Otto ;o)
¡Gracias a ti por pasarte! 🙂